25 septiembre 2006

De bares por Sevilla (y III)

Junto a estos reseñados en las dos anteriores entregas, el centro tiene otros lugares para tapear que me encantan. Sería imperdonable no hacer referencia al Bar Santa Marta, donde tomar unas papas alioli o una punta de solomillo es un placer difícilmente superable; también lo es copear un mediodía de Feria en la barra del Donald, en calle Canalejas, rebosante de ambiente taurino por su cercanía con el Hotel Colón; y no menos recomendable, aunque sí dificultoso por las grandes esperas, es pasarse una noche por el Coloniales de San Pedro esquina con Dormitorio.
Como veréis mi zona de copas es el casco antiguo, lo cual no quita que me encante tomarme una cervecita extramuros, sobre todo en las calurosas noches del verano.
El entorno de la Puerta Osario (Arroyo, José Laguillo y calles adyacentes) se encuentra repleto de alegres veladores que gusto visitar en estos meses estivales. También soy gran aficionado a la zona de la Huerta del Hierro, allá al final de la Cruz Roja. El Fogón del Aragonés, Blanco Cerrillo (bueno, pero sin el arte del que impregna de olor a adobo Tetuán), el llamado Tremendo de Pío XII y sobre todo la cervecería Edu, con sus excelentes sandwiches variados, son mis recomendaciones por si alguna vez os dejáis caer por aquellos lares. No muy lejos de allí, en San Julián, queda la taberna Azahar, pasaros a probar sus montaítos "de autentica categoría" y después me contáis.
Y Triana... No podía faltar Triana en este recorrido por mis bares favoritos. El bar Santa Ana, la Plazuela, la Oliva, la taberna Miami en San Jacinto, Casa Cuesta..., como veis no faltan lugares de culto en el viejo arrabal, pero mi recomendación se centra en dos por los que siento debilidad absoluta, quizás por mi vinculación a ellos a través de maravillosos recuerdos. Uno es Casa Manolo, en la calle San Jorge, otro templo cofrade de los históricos, su huevo bechamel me vuelve loco y sentarse a comer en él es sinónimo de hacerlo en condiciones y a buen precio. No se asusten si está lleno, tiene unos camareros y un equipo de cocina que ni Odonkor subiendo la banda. Mi otro rincón allende el río es la freiduría de Rodrigo de Triana, la mejor de Sevilla. Recibir en ella, ante unos cuantos papelones de pescao, la llegada del Domingo de Ramos, es una de esas tradiciones que quienes la vivimos anualmente firmaríamos seguir cumplimentando de por vida.
Que lo disfruten...
Pd: señores más allegados, no teman, Los Azahares tendrá su mención especial y exclusiva llegadas las fechas propias.

10 comentarios:

Carlos RM dijo...

Gracias, pregonero, por este especial paseo por Sevilla. Mira que la ciudad tiene monumentos, momentos, olores, colores... Pero qué bien que me cae una cerveza en El Tremendo, o unas espinacas con garbanzos en El Rinconcillo. Y esa tapa imprevista, esa alegría cotidiana. Qué suerte vivir en Sevilla, y cuánto deseo volver.

Reyes dijo...

¿Conoce Vd. las gambas fritas del bar "cine pio XII?, ¿Y los caracoles de Mariano en el Pumarejo?...
Sencillamente maravilloso, prometo hacer ruta con sus sabios consejos.

Enrique Henares dijo...

Pues del famoso Mariano del Pumarejo sí que había escuchado hablar en alguna ocasión. Del otro que me comenta no, aunque habrá que probarlo urgentemente. Ya le digo que esa zona de la Huerta del Hierro-Pío XII me encanta para tapear por su alegría y sus buenos bares, además después siempre existe la posiblidad de tomar una copita en la veterana tertulia cofradiera Albores.

Reyes dijo...

El Mariano es toda una institución,
con los personajes que afloran por la plaza y los puntales aguantando el techo.
Buena ocasión para conocerlo: El 7 de octubre cuando salga la Virgen del Rosario de la Macarena, al otro vaya Vd. un sábado por la noche, los domingos a medio día suele estar "hasta las trancas"

Enrique Henares dijo...

Pues nada, habrá que ir esa tarde, aunque creo que la Virgen sale más tarde, el veintitantos o así. Qué día mas sevillanamente rancio se ha buscado para recomendar la visita!! Jeje.;)
Me protestan algunos calzareños la no inclusión del J (otro gran santuario cervecero) y bares aledaños de la antigua calle Oriente. Entono el mea culpa porque soy fijo del J una vez al año, cierto mediodía de Sábado invernal. Ya una cuarta entrega me parecía excesiva, aunque bares para ello como vemos haberlos haylos.

Anónimo dijo...

Sr. Pregonero, en su ruta ha pasado por delante de Los Azahares (con mayúsculas) y no se ha detenido delante de este templo donde tan buenas comidas ha disfrutado usted en compañía de los suyos. Aunque no sea un bar que hayamos frecuentado para tapear, esos platos combinados con nombre de autobús (C1,C2,...), esas tapas de arroz de dimensiones considerables, merecen mención.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Acabo de leer la postdata. El colectivo requiere un artículo extenso dedicado a este templo de la gastronomía. Incluso se podría convocar una visita extraordinaria con objeto de que elaborar una crónica totalmente actualizada de los manjares que actualmente ofrecen.

Un apunte, comience usted ya una guía de bares de la provincia de Sevilla. Capítulo I, "El Templo de la carne con tomate", Pepe Girón.

Anónimo dijo...

Juan no me recuerdes la carne con tomate de Girón porque me vuelvo loco, y ya esas costillas o los muslitos de pollo con un buen mosto...desde luego se puede perder uno por la provincia. Pero es que para eso habría que hacer una entrega como las de planeta Agostini.

Kiski dijo...

Es un gran lugar el Manolo. Cuando en Septiembre estoy de exámenes suelo comer allí todos los días. Para los amantes de la comida casera un auténtico santuario.

Si os gustan los cocidos pasaos un martes por allí y tomar Cascotes. El culmen de nuestros sueños.

También muy buenos los huevos con chorizo y patatas o las habitas con jamón.

Un gran bar sin duda.

Un Saludo

P.D: Por cierto pregonero en Almería tenemos un blog dedicado a los bares www.detapasporalmeria.blogspot.com

Cuadernos de Abril dijo...

El mejor bar del mundo, el bar san julián, en la misma plaza de san julián. exquisista servesa, montaos extraordinarios y aliños espectaculares y magnífica la amabilidad del dueño y los empleados.