04 julio 2009

No soporto el verano


Desde que tuve uso de razón nunca fuimos muy amigos. Mis recuerdos veraniegos se vinculan a las clases particulares, el estudio matinal de las asignaturas pendientes y a las tardes largas y soporíferas, a Dios gracias, desde lejanos tiempos, refrescadas por uno de los mejores inventos del mundo: el aire acondicionado.
El Club Náutico, y alguna que otra noche de tapitas por zonas de Sevilla que durante el resto del año no frecuentaba, me hacían esperar con ilusión determinados días del tiempo del aburrimiento y "la caló". La Antilla, Rota, El Puerto, Cádiz o la Costa del Sol solían poner el contrapunto, nunca excesivos días, a aquellas jornadas tan distintas a las acostumbradas durante el curso. Hoy de la playa me gustan pocas cosas más que los paseos por la orilla del mar y los baños en la atardecida; los mediodías de sol sobre la arena constituyen para mí uno de los peores tormentos cotidianos y hace algún tiempo que los evito.
Actualmente los veranos me sirven para reflexionar, ordenar ideas y soñar buenos propósitos, que a veces cumplo y otras veces no. Ni que decir tiene que, más últimamente en que mis cursos contienen otras ocupaciones además de la carrera, también me sirven para estudiar; eso sí, espero que no por muchos más que éste y acaso el que viene. Las tardes ya no me aburren tanto como en los viejos tiempos: leo, escribo, navego por internet buscando alguna escapada taurina agosteña, organizo sobre organizado mis archivos -que es la forma que tengo de llamar a mis papeles, recortes, recuerdos y asuntos sevillanos y no sevillanos-, y casi a diario, a la caída de la noche, suelo salir con Ana a tomar algo, o simplemente a pasear. Al contrario que me ocurre en las tardes de Feria o en las mañanas tempranas de los domingos, la soledad de las calles los fines de semana veraniegos me deprime. Me choca ver esquinas, barrios, bares que en invierno son un hervidero humano tan vacíos.
En definitiva, no soporto el verano. Por mucho que me insistan sigo sin encontrarle ningún encanto a vivir chorreando en sudor o encerrado en un aire acondicionado. Menos mal que, cuando el sol se esconde, ella -recién salida del tirador añejo de cualquier "templo" de obligada visita- cura todos mis males.

12 comentarios:

Piecito dijo...

A mi me pasa más o menos lo mismo, la caló me deja sin fuerzas. Pero el verano tiene muchos encantos, la playa “a primera hora ó por la tarde”, poca gente en tu ciudad “para pasear y mirar lo que te rodea, por que no tenemos tanta prisa “, los caracoles y la cervecita, “a cualquier hora”, etc.….
Aunque estoy contigo no soporto la caló.

Enrique Henares dijo...

Lo de los caracoles es otro punto a favor, sin duda. Últimamente he descubierto los famosos del Mariano, del Pumarejo. Excelentes.

Qué duda cabe que el verano, como todo, tiene sus encantos, pero el sol apretando y la cara empapaíta en sudor suponen para mí un suplicio.

Unknown dijo...

Pues qué quieres que te diga Enrique... acabo de llegar de dar un paseo por el barrio de San Vicente, totalmente vacío, en silencio, desierto... y eso dentro de tres meses es difícil...

También odio el calor, y mas aún sudor, pero siempre hay que encontrar el encanto de las cosas, o imaginar que lo has encontrado, jeje.

Respecto a los caracoles del Mariano, creo que poco se puede decir, salvo que quizás tenía que haber prolongado el paseo hasta el Pumarejo...

Un abrazo.

Kiski dijo...

Yo estoy contigo. El verano en Sevilla es INSOPORTABLE y este año creo que me vuelve a tocar sufrirlo. Ya te aviso y a ver si montamos tertulia nocturna algún día de aburrimiento total.

Un abrazo

Chiqui dijo...

Pues sí, como diría Jesulín en dos palabras in-soportable, pero para mí tiene algo muy bueno y es volver dos meses a mi Cádiz; y más este año, que he estado lejos de aquí... pero bueno no se puede tener todo en la vida (que nos acostumbramos mal jajajaja). Espero que el curso que viene esté por estas tierras que un día me acogieron con los brazos abiertos; mientras tanto intentaré estos dos meses pasear por sus playas de la mano de quien más quiero.
Un besote guapísimo, y verás como le encuentras al verano cosas buenas (yo soy más del otoño).

Enrique Henares dijo...

La primavera de Sevilla es un sueño, pero más bella que en el otoño es difícil encontrarla.

Hace algún tiempo escribí sobre la ciudad en esos días templados, grises y de hojas caídas por las plazas más bellas.

La gata Roma dijo...

Bueno, milagro casi… Tras dos horas tomando algo en una terraza ¡he llegado a pasar frío! Estaba de esquina y claro…
Yo tampoco lo aguanto, me deprime, me parece que es demasiado largo… Me gusta poder pasar algo más de tiempo con mis amigos y hacer algún viajecillo pero no, incluso para un proyecto de vividora como yo, tanto ocio se hace demasiado…
Como han dicho por arriba, y tu mismo en su día, Sevilla y el otoño, no se puede pedir más…
Kisses

Híspalis dijo...

Pues comparto tus mismos gustos... no soporto el verano. Sin duda, la primavera es la mejor época de todo el año.

El aire acondicionado es un suplicio, y encima, cuando te llega la factura de la luz...

De todas formas el verano tiene sus grandes cosas buenas, como las vacaciones. Un fuerte abrazo querido amigo. Feliz verano.

Suspiros Cofrades dijo...

Para mí el verano también es duro... trabajando para sacar las "pelillas" y poder de una vez terminar mis estudios (ahora estoy con las oposiciones), además es el tiempo en el que menos se habla de cofradías y como buen "jartible" hay q ue recurrir al ingenio. Os recomiendo paseis por mi blog donde tengo una sección para cofrades en verano.

Saludos a todos!!!

Mayte dijo...

Como bien dices, menos mal que está "ella" esa rubia que me alegra las noches de verano, sobretodo cuando llego de trabajar del turno de tarde, allá por las 22.30 y me siento en un velador cualquiera a saborear uno de los mejores manjares sevillanos... La cruz Campo... un saludo

giakkomo dijo...

El verano es pa los especímenes costeros sin duda , eñ interior es más durillo , pero sobre todo el verano es pa los que se lo pueden pegar sin hacer na , o no ?

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con ud. aqui un servidor tampoco soporta el verano.

Por cierto , lo foto de la cruzcampo , esta tomada en un bar que me suena "una jartá".

Un saludo y enhorabunea por el blog.

Bibi.