02 mayo 2008

El Señor de las Capuchinas


Cuando leí en la prensa hace unos meses que el Señor del Gran Poder pasaría un tiempo en Santa Rosalía me pareció un hermoso sueño sevillano que quien hubiese disfrutado jamás imaginaría ver cumplido. Hoy, día 2 de mayo de 2008, es realidad y ayer por la tarde lo pude comprobar con mis propios ojos.
Bien sabéis, quienes compartís conmigo desde hace tiempo mis vivencias y mis impresiones, que todo lo que toca al barrio de San Lorenzo tiene para mí una significación muy especial. Pese a todo, el Gran Poder es algo más, Vecino ilustre de la plaza donde siempre es otoño y a la vez Señor de toda una ciudad que besa cada viernes "el talón de Su Santo Pie derecho". El Gran Poder, como casi todo en ese barrio, es algo bien ligado a mis recuerdos infantiles. Imborrables aquellas primeras visitas a la basílica, sobrecogido en mi pequeñez física ante el rostro renegrido de Dios. Lejano en la memoria aquel vía crucis del 87, sólo la imagen difuminada de una multitud y el Señor por la zona de la Gavidia. Seriedad sobrecogedora de sus negros nazarenos -aquellos que aún no vería horas más tarde con el cirio tiniebla- camino de la calle Pescadores, cuando regresaba tras pasar el palio de Pasión por la Campana...
Recuerdo como en aquella casa de la calle que lleva su nombre, donde el Gran Poder presidía el salón, donde era guardián de cada mesilla de noche, donde la cúpula de su basílica se vislumbraba desde el balcón en cada atardecida de vencejos, me enseñaron a quererlo como lo que es, como le querían allí y como le quisieron quienes ya habían marchado. Me contaron que al llegar a la silla paraba los pulsos, acallaba el bullicio de el Pinto y arrancaba las mejores saetas que podían escucharse en toda la Semana Santa... Cuando por vez primera sentí el frío de la Madrugada en mi rostro infantil pude comprobar que era así. Ya no había Pinto, ni luces apagadas, ni tampoco había tantas saetas, pero su llegada por el Duque, valiente y poderosa la zancada, paralizaba ese universo en que vivíamos por toda una semana.
Ya mayor comprobé que también era así por Molviedro, por el Museo, o por Pedro del Toro, aquella fatídica Madrugada en que sus nazarenos, que siempre me parecieron sacados de la noche de los tiempos, se hicieron humanos ante mí, fruto del temor que todos padecimos en aquella estrechez y que Él pronto calmó con su llegada.
Salió el Domingo al sol de la mañana, junto a su Madre, camino de uno de esos conventos femeninos que salpican su barrio. Ayer por la tarde lo pude ver más cercano que nunca; más aún que en aquel besamanos de San Lorenzo; más que este año sobre su paso, cuando lo vistieron con la túnica de cardos. Señor de una ciudad ante el bello retablo mayor de una iglesia sorprendida por el ajetreo que nunca tuvo. Señor de todos y para todos, pero ahora más que nunca de doce capuchinas que, pese a su cercanía, apenas habían podido verlo más que por estampas y que durante meses rezarán solas ante Él mientras amanece en los claustros.
(A mi amigo El Aguaó, nazareno del Señor de Sevilla).

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí, la imagen del Señor de Sevilla entre los rayos de luz fue impresionante. Enhorabuena por estas palabras que has escrito que desprenden grandes sentimientos.
EN TI BUSCO COBIJO,
EN TI BUSCO CONSUELO,
TU QUE ERES SEÑOR DE SEVILLA,
REY DE LA TIERRA Y EL CIELO...
Del pregón de Andalucía (M. García)

el aguaó dijo...

Y completamente emocionado, sobrecogido por tu bellísimo texto, por tus increíbles palabras, por tu buen hacer como Pregonero que eres (Pregonero con mayúsculas), servidor, este humilde aguaó, siempre podrá presumir y llevar con orgullo que el Pregonero de Sevilla, nuestro Pregonero, le dedicó un magnífico texto.

Y no un texto cualquiera, sino uno dedicado al Hijo de Dios que vive en San Lorenzo y apodan el Cisquero. El Señor del Gran Poder.

Muchísimas gracias por este increíble detalle querido Enrique.

Un fuerte abrazo amigo.

Enrique Henares dijo...

No hay de que, querido amigo. Me alegro de que te haya gustado.

Reyes dijo...

Hermosas palabras, como suele tenernos acostumbrados este poeta, pregonero de Sevilla.
Para mí, el Gran Poder, como he dicho alguna vez, es mi padre, tanto el físico, como el de toda la humanidad.

Y un hermoso detalle para nuestro Ramsés.

Anónimo dijo...

Esté donde esté siempre será el Señor de Sevilla.

Anónimo dijo...

He vuelto a ver caminar Al Que Todo Lo Puede en las palabras del que pregona para el que calma la sed.

Magnífico.

Roberto Villarrica dijo...

Enrique, magnifíco. De verdad, has ido desgranando sentimientos y lo has rematado con algo sublime que sólo las doce capuchinas llegarán a sentir: rezar solas ante Él mientras amanece en los claustros.

Un abrazo

aiNOha dijo...

Que bonito Quique. Se me ha puesto la piel de gallina y no te exajero querido amigo.
Estoy con Roberto Villarrica.

Me has hecho recordar con tus palabras la primera vez que mi abuelo me llevó a ver al Señor de Sevilla, también de muy pequeñita...momentos hermosos para el recuerdo.

Ha sido precioso. No podía ser menos viniendo del Pregonero de Sevilla =)

Te mando un beso

Herodes Antipas dijo...

Enrique, y perdona la confianza, te doy las gracias, por la sublime entrada que acabo de leer. Desde luego, eres el Pregonero, con mayúsculas. Gracias, nuevamente. Maravilloso.
Un fuerte abrazo. Manuel

Enrique Henares dijo...

Para los que no seáis asiduos al blog "Por una Sevilla Justa", os dejo el enlace de la entrevista que a servidor ha realizado el amigo híspalis, su administrador.
No os perdáis las de otros compañeros. Una buena oportunidad y una genial idea para conocernos mejor dentro de esta gran familia.

http://sevilla-justa.blogspot.com/2008/05/el-pregonero-de-sevilla.html

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

...qué suerte, vivir donde todos vivimos, pero en el centro. y que verdad, que el SEÑOR es tan nuestro como de todos.

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

"mientras amanece en los clautros", San Lorenzo -y nunca mejor dicho- se ha quedado con la Soledad de ver selladas las puertas de la Basílica. El Señor, está en clausura.