
En toda localidad que se precie una de las calles principales dentro del entramado de las mismas debe ser la dedicada al santo patrón del lugar. En Sevilla, la Patrona de la Archidiócesis: la Virgen de los Reyes, tiene su plaza ante la misma Catedral, rotulada con esta denominación en sustitución de la de plaza del Cardenal Lluch, que llevó hasta el siglo pasado. Se trata de uno de los principales enclaves turísticos de la ciudad y de un espacio cargado de historia, ya que en él se levantó el famoso Corral de los Olmos, que fue sede de los Cabildos secular y eclesiástico de la ciudad. En su conocida obra “Las calles de Sevilla”, que vio la luz en noviembre de 1940, señala don Santiago Montoto que “el 15 de agosto de 1928 se dio a la calle de Jerez el nombre de plaza de la Virgen de los Reyes, de tanta devoción en Sevilla”. Años más tarde se elimina la denominación de esta vía cercana a la puerta del mismo nombre y se rebautiza en honor de la Patrona su actual plaza a los pies de la Giralda.
Pero a lo que vamos; también San Fernando, conquistador y Patrón de Sevilla, cuya festividad celebramos en estos días, tiene su lugar de privilegio en el callejero de nuestra ciudad y no con una, sino con dos calles, en concreto una calle y una plaza, ambas muy conocidas y transitadas por los sevillanos. Señala don Luis Germán y Ribón, en su “Anales de Sevilla”, que en la segunda mitad del siglo XVIII comienza a utilizarse una nueva puerta que da acceso a la zona en que acaba de concluir su construcción el edificio de la Fábrica de Tabacos. La misma se denomina de San Fernando y es origen de una calle denominada Real de San Carlos (en honor de Carlos III) que tiene su final en otra puerta principal, la de Jerez. González de León señala su estreno en 1757 y su denominación en honor del Santo Rey, sin hacer referencia a la denominación de Real de San Carlos señalada por don Luis Germán. Apunta Montoto que en 1877 se acuerda que esta vía “se llame de Alfonso XII, por estar dedicada al Santo Rey la plaza principal”. El acuerdo nunca fue realidad. De este modo, la calle San Fernando, prácticamente desde sus orígenes recibió tal denominación y fue evolucionando junto a la propia ciudad, siendo un alegre escaparate de las graciosas cigarreras durante largo tiempo y aún hoy de bulliciosos estudiantes de la Universidad de Sevilla, con sede central en el bello edificio dieciochesco. La calle sufrió un ensanche en los años veinte y muy recientemente ha sido peatonalizada y adaptada al paso del famoso metrocentro.
Lo que quizá pocos conozcan es que el verdadero nombre de la plaza Nueva es el de plaza de San Fernando, en honor de quien la preside sobre su caballo. La plaza nace en el siglo XIX, tras la destrucción del inmenso Convento Casa Grande de San Francisco, recibiendo en su inauguración el nombre de la Infanta Isabel, primogénita de la Duquesa de Montpensier. En septiembre de 1868 se acordó que llevase el título de plaza de la Libertad. Más tarde, el triunfo republicano la denominó plaza de la República y de la República Federal. Por último, recurriendo nuevamente a don Santiago Montoto, podemos verificar que, desde el 30 de enero de 1875, recibe el nombre de plaza de San Fernando. Pese a tantas nomenclaturas distintas la plaza siempre se llamó en Sevilla plaza Nueva y de este modo se le seguirá conociendo de por vida. Menos mal que el Patrón ya contaba con su calle...
Pero a lo que vamos; también San Fernando, conquistador y Patrón de Sevilla, cuya festividad celebramos en estos días, tiene su lugar de privilegio en el callejero de nuestra ciudad y no con una, sino con dos calles, en concreto una calle y una plaza, ambas muy conocidas y transitadas por los sevillanos. Señala don Luis Germán y Ribón, en su “Anales de Sevilla”, que en la segunda mitad del siglo XVIII comienza a utilizarse una nueva puerta que da acceso a la zona en que acaba de concluir su construcción el edificio de la Fábrica de Tabacos. La misma se denomina de San Fernando y es origen de una calle denominada Real de San Carlos (en honor de Carlos III) que tiene su final en otra puerta principal, la de Jerez. González de León señala su estreno en 1757 y su denominación en honor del Santo Rey, sin hacer referencia a la denominación de Real de San Carlos señalada por don Luis Germán. Apunta Montoto que en 1877 se acuerda que esta vía “se llame de Alfonso XII, por estar dedicada al Santo Rey la plaza principal”. El acuerdo nunca fue realidad. De este modo, la calle San Fernando, prácticamente desde sus orígenes recibió tal denominación y fue evolucionando junto a la propia ciudad, siendo un alegre escaparate de las graciosas cigarreras durante largo tiempo y aún hoy de bulliciosos estudiantes de la Universidad de Sevilla, con sede central en el bello edificio dieciochesco. La calle sufrió un ensanche en los años veinte y muy recientemente ha sido peatonalizada y adaptada al paso del famoso metrocentro.
Lo que quizá pocos conozcan es que el verdadero nombre de la plaza Nueva es el de plaza de San Fernando, en honor de quien la preside sobre su caballo. La plaza nace en el siglo XIX, tras la destrucción del inmenso Convento Casa Grande de San Francisco, recibiendo en su inauguración el nombre de la Infanta Isabel, primogénita de la Duquesa de Montpensier. En septiembre de 1868 se acordó que llevase el título de plaza de la Libertad. Más tarde, el triunfo republicano la denominó plaza de la República y de la República Federal. Por último, recurriendo nuevamente a don Santiago Montoto, podemos verificar que, desde el 30 de enero de 1875, recibe el nombre de plaza de San Fernando. Pese a tantas nomenclaturas distintas la plaza siempre se llamó en Sevilla plaza Nueva y de este modo se le seguirá conociendo de por vida. Menos mal que el Patrón ya contaba con su calle...