23 enero 2007

San Bartolomé, un barrio olvidado

El pasado fin de semana, releía bajo este mismo título un capítulo que, en su obra Visión de Sevilla, dedica el profesor Morales Padrón a este desconocido y hermoso barrio sevillano.
Muchos de los rincones de la antigua Judería descritos en 1975 por este excelente historiador canario ya ni siquiera existen, fueron cayendo presos de la piqueta destructora, tan activa en aquellos años y más aún en un lugar que paulatinamente, como en el caso de otros viejos barrios de nuestra ciudad, fue siendo abandonado por sus vecinos, emigrados a nuevas construcciones alejadas del lugar en el que nacieron y vivieron gran parte de sus vidas.
Morales Padrón recorre un barrio lleno de encantadoras casas de vecinos, un barrio misterioso de casonas abandonadas, de femeninas clausuras conventuales...; un barrio en el que todavía perviven, junto a la de la Virgen de la Alegría, dos hermandades penitenciales: las Aguas y Jesús Despojado, radicadas por aquellos años en el templo parroquial, lógicamente no restaurado aún con tan notable desacierto.
Más de treinta años después, San Bartolomé sigue siendo ese secreto misterio sevillano que no aparece en las guías turísticas a pesar de su importancia histórica, los nombres de sus calles siguen siendo los más hermosos de todo el nomenclátor de la ciudad: Archeros, Verde, Céspedes, Tintes, Armenta, Vidrio... Introducirse sorpresivamente en él, en una atardecida, constituye alejarse del bullicio y el ajetreo comercial de la zona de la Alfalfa, del intenso tráfico de la cercana Ronda.
San Bartolomé son mis más lejanos recuerdos escolares, cuando en el colegio de las Madres Mercedarias aprendía mis primeras letras. En sus estrechas callejas y en sus plazas he jugado a la pelota en mi niñez, he disfrutado de mis primeros besos...
Es una verdadera pena para nuestros visitantes, pero a la vez una inmensa alegría para quienes lo tenemos tan cerca, que San Bartolomé siga siendo ese barrio olvidado, uno de esos rincones estratégicamente escondidos para poder encontrarnos, casi sin pretenderlo, con la Sevilla más imperecedera.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

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Reyes dijo...

La Carbonería, cuantos ratos buenos cuando estudiaba en la Escuela de Artes y Oficios,¡ que ambiente mas bohemio!, y la casa de Miguel de Mañara, donde dicen que existen fenómenos paranormales, todo tiene un encanto y un embrujo especial, que se aprecia en la salida de la Virgen de la Alegría , la cual es mi favorita de Gloria.
Mi padre nació en la calle Lirio, con lo cual algún tipo de vínculo tengo con el barrio.

Anónimo dijo...

..Así de claro..pero no lo digas más alto -estimado pregonero- vaya a ser que se rompa el encanto que supone pasear por tan sonñoliento enclave. Aunque ruinoso y polvoriento, aun conserva el salor de la Sevilla que siempre soñamos, que nunca perdimos y a la que tenemos la suerte de recurrir, para perdernos en todo su romanticismo, cuando por Mayo renace la flor de la Alegría. GRacias.

Anónimo dijo...

Amigo Enrique, vas superándote más y más en cada texto que nos regalas.

Para mí, San Bartolomé es cuartel general de costaleros en la Madrugá del Viernes Santo. Es un lugar, donde bajo el amparo de la calle Vidrio, la cena y las retrasmisiones radiofónicas sirven de preparación para el trabajo que después vendrá bajo el palo. A la hora de salir, la quietud de las calles, estancadas en un tiempo pretérito, nos sirven de pasillo de lujo hacia ese pasado en el que nos imbuiremos en la Real Parroquia de la Magdalena. Esté los años que esté, gracias Manolo por haberme descubierto ese tesoro de la Madrugada que tan poca gente conoce.

Enrique Henares dijo...

Sin duda cuando más hermoso luce el barrio es en esa tarde de Mayo en que la Alegría se eleva sobre los bajos balcones de las estrechas calles de su recorrido. Es el estallido tardío de la primavera en este maravilloso rincón sevillano.

Anónimo dijo...

Un bonito enclave sin duda y es cierto, uno de los más desconocidos de esta ciudad. Pena que ninguna cofradía salga de allí,o cuando lo hacía las Aguas que por mi edad, no pude vivirlo.

Anónimo dijo...

Pues sí es cierto es la verdadera judería, cuyas calles reflejan el fiel trazado de un barrio judío. Callejuelas estrechas que se asemejan a un laberinto.

Anónimo dijo...

Ciao,

Nací en Sevilla, pero pronto me tuve que marchar de mi querida tierra. Me ha encantado encontrar este espacio, que me hace sentir un poquito más cerca.

Un saludo,

Enrique Henares dijo...

Gracias por tus palabras Mónica, bienvenida y un placer acercarte un poquito nuestra Sevilla.

Anónimo dijo...

Dede luego es un pequeño barrio con encanto. Me sorprenden sus estrechas calles, la tranquilidad y el silencio al pasear por ellas, que parece mentira que estén en pleno centro de una gran ciudad. Siempre me acuerdo de la primera vez que descubrí sorpresivamnete la iglesia de S. Bartolomé al girar la esquina de una de sus calles. Me impresionó que una iglesia pudiera estar enclavada en medio de calles tan estrechas.
Desde leugo pregonero, cada vez eliges los temas con más sabor...

Enrique Henares dijo...

A ver si te gusta tanto el que acabo de escribir, jeje!!
Un abrazo amigo.

Manolo Ruiz. dijo...

Dale las gracias a mi madre que nos prepara la maravillos cena de jueves santo antes de partir a la real parroquia de la Magdalena

Manolo Ruiz. dijo...

Enrique gracias por hablar de mi amado barrio,tan señero y posiblemente de los que más historia tenga de Sevilla,un ejemple de su belleza es la recogida de la Virgen de la Alegria en la revirá de la calle que lleva Su nombre y San Bartolome con esos monstruos de capataces paseando a la Reina del barrio.

Enrique Henares dijo...

Tienes toda la razón, la belleza de esa revirá encierra mucho San Bartolomé y mucha Sevilla.