18 septiembre 2008

Retablo otoñal sevillano


Estoy totalmente de acuerdo con el maestro Burgos en su reflexión, sensible y a la vez profunda, como todas las suyas, sobre el Otoño sevillano. Don Antonio señala que la que ahora recibimos es la verdadera estación de Sevilla, el tiempo en que nuestra ciudad se muestra como es. Lejos de una primavera que, aún amada por todos, no deja de reflejarnos como algo bien distinto a lo que supone el día a día de esta gran urbe hermosamente provinciana; la caída de las hojas nos hace reencontrarnos con la Sevilla de siempre.
En una ciudad donde todo llega de forma sorpresiva, el Otoño también lo hace de esta guisa, a través de una de esas tardes oscuras, como ésta en la que escribo, o quizás de una mañana de sábado, metida en agua que parece bañar de color antiguo cada calle de los viejos barrios sevillanos. Ver llover sobre la Sevilla que se asoma a una nueva estación es como ver hacerlo sobre nuestra memoria, siempre presente, guardiana de los recuerdos infantiles y de aquellos que eternamente se repiten, año tras año.
El Otoño de nuestra niñez eran tardes de compra del material escolar en la desaparecida papelería de Antonio, en la calle Alfalfa y mañanas de descubrimiento paulatino de una nueva vida cotidiana que, aún siendo prácticamente simétrica a la del curso anterior, no dejaba de llamarnos la atención.
Siempre pensé que en Otoño Sevilla se nos vuelve más nuestra, más llena de secretos encantos, tan sólo conocidos por nosotros; tales como el reencuentro con las naves desiertas de la Catedral, en las primeras horas de una mañana que, inesperadamente, ha amanecido mucho más fría que la anterior. De música de fondo los latines de los canónigos que cantan en el Coro y allá fuera Sevilla, aunque no lo parezca desde este punto, inmersa en el ajetreo de una nueva jornada laboral.
El Otoño llega pegando coletazos de calor del membrillo, pero pronto trae lluvias y fríos nuevos que propician estampas y colores antiguos. Trae cofradías de gloria de infinito sabor sevillano, para recordar a muchos que no es necesario echar a la calle pasos impropios de este tiempo, mientras la Virgen del Rosario siga cantando nanas a su Niño dormido por San Gil, Todos los Santos desciendan a la calle Feria, o la Virgen del Amparo se enseñoree por noviembre del corazón de la ciudad más señorial.
El Otoño es olor a tierra mojada, humo de castañas sobrevolando una tarde de compras por el centro, anochecida temprana, primer escalofrío, vuelta a las noches de tapeo por el Arenal, Mateos Gago, Santa Catalina o San Lorenzo...
Así pues, disfrutad o aguantad (según gustos) estas últimas calores del estío, porque apenas pasen unas semanas vamos a asomarnos al inmenso retablo del Otoño de Sevilla, fiel reflejo de lo que fuimos, somos e, indudablemente, seguiremos siendo por siempre.

21 comentarios:

Unknown dijo...

Magnífica entrada, pregonero; también me encanta el Otoño sevillano, es una mezcla de sensaciones: por un lado, en estas fechas el hecho de poco a poco irnos adueñando de la ciudad después de las vacaciones y del largo estío en el que apenas se puede salir de casa; por otro, lo agradable que es pasear por las calles y redescubrirlas, como digo, después del largo verano; los cambios de tiempo y de temperatura: un día frío, otro lluvia, otro calor...

Saludos.

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

Sí que es verdad, lo del retablo otoñal sevillano, que tan magistralmente has tallado con tu sentida prosa. Un saludo

el aguaó dijo...

Indudablemente tengo que felicitarte, porque escribes como lo que eres, el Pregonero nuestro particular. De dulce y maravilloso amigo.

Y encima todo lo que dices en esta entrada es pura verdad. Otoño es una estación especial para Sevilla. Se viste de hojas secas y de un frío aún calmado, para dejarse llevar en lluvias ocasionales. Nuestro amigo Natural de Sevilla lo describió muy bien en su blog.

Enhorabuena por la entrada Enrique. Escribes de fábula.

Un fuerte abrazo.

El Rincón de Sevilla dijo...

Hola, a mi me encantan las tardes de lluvia, como la de ayer, aunque parecen tristes pero son muy notables en nuestro cuerpo y uno se siente diferente.

Y tambien me encantan esas procesiones de gloria que son tan intimas y recogedoras, que cuando vas en busca de ellas no notas el ruido del tambor pero girar una esquina y te encuentras el paso con por ejemplo la marcha madruga, en un atardecer noche, me encanta.

Saludos.

Enrique Henares dijo...

Gracias a todos por vuestras palabras. Tal y como imaginaba también os enamora Sevilla en esta época otoñal que se aproxima.

A pie de blog os dejo una fotografía de la Maestranza, cubierta de negras nubes, que he encontrado organizando archivos del pc.

Anónimo dijo...

La lluvia en Sevilla es una maravilla...y por supuesto que sea en otoño, no en primavera.
Es una de las épocas más melancólicas del año, por eso tal vez me guste...
Muy bello artículo Quique.

Finidiblanco dijo...

Precioso el texto, se visualizan muy bien tus palabras, felicidades

El Caliz de la Canina dijo...

Triduo en San Gregorio.No faltes


Un abrazo canino.

Anónimo dijo...

Que razón tienes pregonero,yo hoy me he puesto calcetines que frio hace.Espero un artículo respecto a la ampliación de la carrera oficial,porque yo tengo las carnes abiertas,lo estoy pasando muy mal tenemos que estar atentos porque nos quieren prejudica.también sirva para darle mi homenaje al maestro Araujo,que se jubila este año
Saludos pregonero

Enrique Henares dijo...

Te veo sembrao hoy...

Juanma dijo...

Excepcional entrada. Qué buena buena forma de conocer tu blog por primera vez.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Vaya descripción más bonita del otoño sevillano, parece como si estuviera paseando en ese marco que expones.
Y vaya estación más hermosa para recrearse en ella.
Como todo lo tuyo... Genial. Enhorabuena por deleitarnos con tus finas palabras.
Un beso

Reyes dijo...

A mi la lluvia me da vida, me inspira.
Y veo que a tí te ocurre igual.

Enrique Henares dijo...

La verdad es que, mientras me coja en casa y sin muchos planes, me encanta ver llover y sí, me inspira para escribir.

PEPE LUIS TRUJILLO DEL REAL dijo...

Preciosa entrada, Pregonero.

María_azahar dijo...

Tienes la hermosa habilidad de saber plasmar y adornar todas las sensaciones, pensamientos e ideas que nos rondan a muchos de nosotros por la cabeza, así que gracias. Exquisita entrada.

Mada dijo...

La verdad es que para mi poderte mandar un saludo y tratar de tu a tu a alguien que tantas veces me ha inspirado es un placer y un orgullo, eres único maestro.
Un saludo y un fuerte abrazo.
http://costalerosdelarte.blogspot.com

Enrique Henares dijo...

Querido perchelero, a mí para ser maestro me queda una jartá, pero para ser lector de tu blog no, así que lo enlazo en mi lista.

Un saludo y gracias.

aiNOha dijo...

Qué bonito Quique!!!!!

Vaya entrada ^^
Con lo que me gusta a mi el Otoño en Sevilla...ese paseito por el centro con solecito pero que ya va refrescando,una manguita larga para los frioleros (como servidora)

Me encanta, me encanta...

Preciosa entrada guapetón. Un besazo!

A dijo...

Querido Enrique:

La vida es nuestra primavera, pero el alma amigo...el alma es nuestro otoño.

El otoño nace en la Plaza de los Carros, adolescente en Omnium Sanctorum, adulto en San Juan de la Palma y ya anciano en San Gil...de Octubre a Diciembre, en una sóla calle, tienes el otoño de Sevilla.

Un abrazo amigo.

Enrique Henares dijo...

Ayyyy amigo, qué ya sé quien eres...

Qué alegría!! Enlazo tu nuevo blog