30 abril 2007

Breve elegía a Garmendia

Cuando, como muchos cofrades, me registré en el desaparecido Foro el Nazareno decidí utilizar un nick que reflejara algo de mí que me enorgulleciera. Por eso y no sin temer que muchos viesen en él al personajillo, tan habitual por estos lares, ansioso de trepar hacia un atril, decidí rebautizarme como pregonero_de_sevilla. Y es que pregonero de Sevilla no sólo lo soy yo, ni tampoco ese señor que cada primavera nos habla de lo que más amamos desde el Maestranza. Pregoneros de Sevilla somos todos los que vivimos enamorados de esta tierra, tenemos el atrevimiento de cantarla y a través de nuestra afición a las letras, dejar por escrito nuestras vivencias y nuestros sueños en torno a ella. Todos vosotros que reflejáis la ciudad en vuestros rincones, sois por tanto pregoneros de esta Sevilla nuestra.
Pero, como en cada gremio, tenemos unos maestros y esta semana pasada, en plena Feria, se nos marchó sin duda uno de los más grandes.
Don Antonio Garmendia era un tipo arrolladoramente original en todo lo que hacía. Desde muy niño lo veía pasear por mi barrio de la Alfalfa, me llamaba la atención su larga barba cana y aún recuerdo cuando, llegadas las fechas propias, mi madre me contaba que aquel señor era un paje de los Reyes...
Más tarde, cuando fui descubriendo la ciudad, sus personajes, su literatura y sus encantos, supe que Garmendia era un excelente escritor, un sevillano profundo y distinto, casi tan irónico como sembrado de gracia y hasta tuve el placer de conocerlo y de que me dedicara su libro "Historias y Leyendas de la Semana Santa" con las siguientes palabras: "A Enrique Henares junior, joven sabio cofradiero, con sincero afecto por su padre transmitido", a las que acompañaban una graciosa caricatura de su personalísimo perfil, demostrando que, además de un gran conocedor de Sevilla y de sus tradiciones, era un excelente dibujante.
En los últimos tiempos tuve el placer de sentirme compañero suyo en las páginas de Casco Antiguo y también de escucharle, de manera asidua por las mañanas, en el programa de Carlos Herrera, que junto a Antonio Burgos, en mi diaria visita a sus espacios periodísticos, fueron quienes me comunicaron la inesperada noticia de su muerte.
Descanse en paz el bueno de don Antonio Garmendia, pregonero de Sevilla, paseante de la ciudad de sus sueños, parroquiano y señor de sus tabernas, amante del tinto y bético confeso; pero sobre todo hermano de Santa Cruz, cofradía a la que cada año volverá a asomarse, desde el mostrador de los cielos, para tomar nota en su libreta de cómo el Cristo de las Misericordias mira atardecer el Martes Santo junto a la muralla del Alcázar.

7 comentarios:

Reyes dijo...

Una vez te dije que leía "casco Antiguo" por Garmendia.
Me da mucha pena.
Mi abuelo conservaba una tarjeta de visita de él donde se leía:
"Bético por devoción y bodeguero por afición"

Eso sólo se le puede ocurrir a él.
Una pena enorme, menos mal que nos queda su obra y sus mil anécdotas..

bogar dijo...

Como ya comenté con la dama,este tipo de personas.digo personas,no personajes,ya que me suena un poco peyorativo,son los que han hecho una Sevilla de arte y gracia,es muy dificil que vuelvan a nacer personas asi que hicieron tanto por lo nuestro.Ahora lo que hay son gente que se la quieren dar de "grasiosos" si pero con ese.Yo conoci a un señor mayor tambien con mucho"age" que decia:que gracioso eres"malage".Por supuesto Don Antonio y mi amigo "Manué" siempre estaran en mi recuerdo.Saludos para todos

Anónimo dijo...

Le veía de pequeña por mi barrio.
Se paraba a charlar con mi abuelo, ambos béticos de corazón y me llamaba la atención como dos personas tan diferentes en su aspecto físico se apreciaban tanto.
Después de muchos años se han vuelto a encontrar y seguro que estarán parados charlando.

el aguaó dijo...

Don José Antonio Garmendia nos deja sus libros, sus enseñanzas y sus caricaturas, pero también su cariño por Sevilla, de ese modo, cada vez que nos acordemos de él, nos acordamos de su amor desmedido por nuestra ciudad. Como bien dice Bogar, se ha ido una persona que abanderaba Sevilla con su ingenio.

Un abrazo a todos.

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

AMEN...

Anónimo dijo...

Maestro indiscutible de la palabra; que nos deleito con su voz pausada, con finísimo sarcasmo...quien deja esa bonhomía jamás muere en el recuerdo.
Descanse en paz...

Enrique Henares dijo...

Un placer comunicaros que este artículo ha visto la luz en prensa escrita.
Ayer recibí la grata sorpresa.