
Como tantas veces he escrito, este es un blog sobre Sevilla y sobre todo lo que tiene que ver con esta bendita ciudad. Sus principios fueron estrictamente costumbristas, sentimentales, si me apuran hasta tópicos, en esa línea del amor profundo a lo tradicional que muchos sevillanos mantenemos. Poco después creció de forma sorpresiva y en ocasiones creí necesario abrir su temática algo más allá, hasta donde los ciudadanos, sus sentimientos y sus preocupaciones pudieran llegar a demandar.
Hoy en toda España no se habla de otra cosa, y es que ayer por la noche, las imágenes de un niño de Sevilla, caído inconsciente sobre el césped del Ramón Sánchez Pizjuán y más tarde las de su evacuación en camilla del estadio, nos sobrecogieron a todos.
La gran mayoría de vosotros sabéis de mi beticismo de cuna y por qué no decirlo, también de mi antisevillismo manifiesto, algo que llevado con respeto no es nada extraño en estos lares nuestros, sino la sal del fútbol y de la convivencia. Pero esto no es óbice para que hoy, en este rinconcito que creé hace poco más de un año para expresarme libremente de la forma en la que más disfruto haciéndolo, mande todo mi apoyo a Antonio Puerta, un excelente futbolista a cuyo crecimiento, como todos vosotros, he asistido en estos últimos años; un sevillano del mismo barrio de Nervión que en un jueves de Feria llevó a su club de toda la vida a los días de gloria en los que aún hoy vive instalado.
Esperando las mejores noticias, porque es un chico joven y porque como hijo de la tierra forma parte de esta historia, desde El Blog de Pregonero: ¡ánimo, Puerta!
Nota a posteriori: dos días después de ser publicada esta entrada, Antonio Puerta se marchó a los cielos junto a su Esperanza de Triana.
Fue una jornada triste y emotiva, en la que toda la ciudad se unió rota por el dolor. Difícilmente la olvidaremos.