27 junio 2008

Mi Colegio


Llegan las vacaciones para los más pequeños y éstas, como septiembre, como las navideñas, son fechas en las que de manera inconsciente suelo recordar el niño que fui. Alguna vez lo he referido de pasada, pero si hubo un espacio vital destacado en el que situar a ese niño, éste no es otro que el Colegio San Francisco de Paula, un lugar en el que transcurrieron la mayor parte de los días de ocho años de mi vida; un lugar en el que fui creciendo y en el que, como no, hice amistades difícilmente superables.
En San Francisco siempre hubo dos tipos de alumnos; los que con mayor o menor éxito completan en él los once años de su formación académica y los que antes de que esto ocurra lo abandonan para proseguir sus estudios en otro centro. Ni que decir tiene que pertenezco al segundo grupo. Las fatiguitas veraniegas pasadas en "Costa Paula" los dos últimos cursos de la E.G.B para superar, principalmente, las asignaturas de ciencia y el dibujo, aconsejaron mi huida de aquel lugar, marco de tantos buenos recuerdos pese a todo.
Dice mi amigo Paco que los que hemos sido alumnos del Colegio llevamos un sello en la frente, ese sello que, pese a no haber cruzado palabra alguna en muchos casos, nos hace reconocernos en la barra de un bar, en una bulla de Semana Santa o dando un paseo por la playa, aunque el paso del tiempo vaya haciendo de nosotros algo muy distinto física y mentalmente. Estoy de acuerdo con él y es indudable que debe ser por tanto compartido durante años. Quienes fuimos alumnos de San Francisco nos seguimos santiguando ante el retablo de la Virgen que hay en el zaguán, cuando pasamos por esa calle Sor Ángela de los recuerdos, y nunca olvidaremos que fue don Juan Plata (mientras le vendía a nuestros padres la lotería de "Montensión") quien nos enseñó que así debía de ser por siempre. Quienes fuimos alumnos de San Francisco hemos tenido la habilidad de jugar veinte partidos de fútbol a la vez en un mismo patio, impregnados por el olor antiguo del pan recién hecho en el horno de la calle Alcázares. Quienes fuimos alumnos de San Francisco hemos hecho la Primera Comunión ante el misterio de la Cena, o ante la Amargura, en aquel año en que los Terceros permaneció cerrado por obras. En sus patios reímos, lloramos, nos enamoramos por vez primera, recibimos incipientes lecciones de amistad...
En la memoria de cada uno de los que estuvimos en San Francisco quedarán grabados ciertos nombres, en mi caso: don José Manuel Escamilla, don Juan Oropesa, don Juan Parrilla, el ya citado don Juan Plata... En él nos dieron clase destacados personajes locales, entre otros el entrenador Paco Chaparro, que años después obró el milagro de salvar del descenso a un Betis cogidito con alfileres; o el desaparecido canónigo sevillano don Manuel Benigno García Vázquez, el cura que casó a Felipe González y que medió en ciertos conflictos cofradieros.
Mirar atrás y contar los años que hace que salimos del Colegio nos asusta. Parece que fueron ayer aquellas fiestas de disfraces por Navidad; aquellos pregones de Semana Santa, en los que cantaba Pepe Peregil y a los que acudíamos sobre todo por la copa de después; aquellas cruces de mayo, cuya protagonista, descubrió el niño en una escapada al servicio mientras se preparaba la misma, era una cruz de penitente de la Mortaja revestida de flores... Parece, en definitiva, que no ha pasado el tiempo y que cuando Rufino nos eche hasta de la calle, vamos a coger la pelota para seguir el partido en la puerta de atrás de San Pedro, o si es viernes en San Juan de la Palma...
(A cuatro niños que como yo corretearon esos patios y que hoy son mis mejores amigos. No hace falta nombrarlos. Y a mi amiga Lucía, que nunca olvide que, pese a su marcha del cole, siempre formará parte de él en la memoria de otros niños, aunque como nosotros cinco también crezcan algún día).

11 comentarios:

Finidiblanco dijo...

Hombre, casualidades de la vida, yo también hablo hoy del colegio; por cierto, el hijo del Juan Plata que citas fue jefe mío durante algún tiempo, saludos

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

AMEN, querido pregonero, idéntico sentimiento es lo que me evoca el mío, situado un poco más arriba, en la calle San Luis, casi del mismo barrio. Precioso texto.

Híspalis dijo...

Casualidades de la vida amigo. Yo tambiñen guardo un especial recuerdo de mi querido colegio de San Francisco de Paula. Yo también pertenecí durante mucho tiempo a ese segundo grupo que no tan buenas notas sacaba pero que a trompicones iba pasando de curso. Yo también aprendí a santiguarme al entrar al cole gracias a insistencia de Don Juan PLata. También jugué más de 1.000 partidos juntos en el patio del cole mientras el olor a pan abría el apetito. En Costa Paula tenía el bono sacado año tras año... Durante también muchos años representé con orgullo al equipo de futbito del San Francisco y logré junto a otros compañeros ser campeones de Sevilla en más de una ocasión... las copas siempre se las quedó el cole... Muchos Recuerdos amigo pregonero, muchos que añoro... allí hice, como tantos otros, mis grandes amistades y allí aprendí algo que no se enseña en los colegios de hoy: respeto y educación. Gracias por hacerme recordar maravillosos años de mi vida... preciosa entrada Pregonero, preciosa.

Tu amigo Híspalis.

Lucía dijo...

Preciosa la entrada Enrique, muchas gracias. Porque de otra manera, allí yo también he aprendido practicamente todo lo que se de mi profesión, y en muy poco tiempo también he llorado, he reído y he hecho amistades. Incluso intenté que en el mes de mayo trageran flores a la Virgen de la entrada, pero está claro que los tiempos cambian aunque algunas cosas siempre perduren. Espero que el sellito en la frente se me note poco!

naranjito dijo...

El colegio San Francisco de Paula ("el colegio" para nosotros) nos ha marcado a todos los que por all� pasamos. En mi caso particular he de estar muy agradecido a todos aquellos que desde primero de EGB hasta COU me formaron para poder llegar a la Universidad en las mejores condiciones posibles.

Ojal� el colegio no cambie en su esencia y sea lo que siempre fue.

del porvenir dijo...

Este año ha celebrado la promoción de mi padre los cincuenta años de su salida del San Francisco. (yo no lo he pisado en mi vida)

el aguaó dijo...

Buena entrada recordando aquellos momentos de la infancia que quedaron grabados a fuego.

Un abrazo amigo.

Porveni dijo...

Muy emotivo lo que has escrito, aunque pasamos épocas de fatigitas con los estudios, recuerdo con mucho cariño esa etapa de la infancia. Alli crecí y me formé poco a poco como persona. Y alli también he conocido a los profesores que más me han marcado en mi persona, y por supuesto a mis mejores amigos, nunca olvidaré esas tardes de juego después del colegio.

NICODEMO dijo...

Gran entrada que nos hace evocar nuestra época de colegio (aunque no fuera el San Francisco de Paula). Sobre todo me ha hecho recordar cuando se podía jugar al fútbol en la calle y una sudadera y una mochila se convertían en una portería. Lo de simultanear varios partidos en un mismo patio cierto y verdad.
Un saludo

Reyes dijo...

Yo no tengo muy buenos recuerdos de mi colegio.
Me alegro de que los tengas, tú y tus amigos.

Enrique Henares dijo...

Mira que en algunos casos tenemos "pocos motivos" para tenerlos, pero la verdad es que debo reconocer que los tengo. A la vista queda.