15 agosto 2011

El año que falté


Fue un verano raro el de 1993. Se hizo una gran obra en casa durante el mes de agosto que, junto a mis suspensos -en aquella ocasión más de la cuenta-, impidió que nos pudiésemos ir a la playa los diez o doce días que habitualmente lo veníamos haciendo. Habían pasado los años de La Antilla y no sé si los de Benalmádena; el lugar elegido era El Puerto. Quién iba a decirme por entonces que aquel rincón de la Bahía de Cádiz habría de convertirse más tarde en mi predilección, dentro y fuera de los días estivales...
En ese verano raro, tan raro que ni siquiera vivimos en casa, la posibilidad de bañarnos más allá del Náutico se limitaba a algunos fines de semana. Y el 15 de agosto caía en fin de semana, en domingo creo recordar... La decisión fue dura para todos los Núñez que integrábamos la expedición, pero finalmente nos decidimos por la playa. Tengo grabado el sentimiento, de entre tristeza y extrañeza, que tuve al ver la portada del ABC mientras desayunaba. Recuerdo también leer en él un artículo, firmado por el desaparecido calonge Paco Gil Delgado. Aún lo guardo recortado entre mis archivos, como curiosidad ligada a aquella nostálgica mañana portuense. Desde aquel balcón alto y privilegiado de Vistahermosa, podía contemplar la inmensidad del mar, con la vieja Tacita capitalina como guardiana milenaria allá en la lejanía; podía escuchar el hermoso rumor del Atlántico y sentir la alegre brisa de la mañana fresca. Tenía ante mí, en definitiva, lo que me había llevado días ansiando. Por contra, desde aquel lugar no podía divisar la Giralda, ni escuchar sus campanas cuando la Virgen saluda al sol; cuando gira sobre su propio eje, buscando asomar a cada corazón sevillano; o cuando regresa triunfal a su plaza, apenas una hora después de haber atravesado la Puerta de los Palos. Contemplaba el mar, pero ello conllevaba no poder recrearme en su enigmática mirada de siglos, esa que magistralmente ha retratado hace unos días, en el besamanos, mi amigo Javi Comas.
Nunca falté desde que me alcanza la memoria y nunca volví a hacerlo, pero aquella vez sí. Aquel 15 de agosto solo vi a la Virgen de los Reyes con los ojos del alma, mientras los repiques a Gloria se tornaban en olas tempranas.

10 agosto 2011

Yo estaba allí...

Tú sabes, tío José, mejor que nadie, que quien no vio a Morante y Manzanares el sábado en El Puerto no sabe lo que es la torería...